Soy Mistress Minerva, tengo 37 años, hace 8 que me dedico, entre otras cosas, a las sesiones privadas de BDSM y Me considero profesional. Esto significa dos cosas: la primera que cobro un tributo por sesión y la segunda que tengo por ello unos conocimientos, una preparación que requiere tiempo, esfuerzo, dedicación y un enorme gasto para abastecerme de material. Al igual que alguien puede tener como meta la abogacía y estudia derecho para ejercer, Yo estuve y estoy aprendiendo (actualmente acudo semanalmente a Mis clases de shibari) para ser una profesional. Ante todo tengo un gran respeto por el que acude a Mí, incluso el que desea la humillación, el respeto debe respirarse siempre. Respeto a los que se dedican al BDSM de manera altruista, en sus ratos libres, de manera lúdica y privada del mismo modo que exijo el respeto de éstos hacia Mi. No miento, no engaño, soy tal cual, transparente y sincera, hasta tal punto que no me escondo tras máscaras o desenfoques, doy la cara por el sado y los que viven en la sombra, mayor respeto merezco. Gracias a los que no nos avergonzamos ante la galería estamos limpiamos la imagen de ésta inclinación sexual a los ojos de una sociedad mayoritariamente monótona y con prejuicios, por lo tanto Soy valiente y abanderada de los juegos perversos. Soy fiel a Mis principios, tengo claros Mis límites y juego con consenso para dormir tranquila por las noches. Soy Diosa, soy persona y viceversa. Cuando compro el cuero y latex en Paris, Amsterdam, Madrid o Barcelona lo pago, al igual que los zapatos, medias, fustas y dildos, nadie Me regala nada por lo tanto es pura lógica que pida un tributo. Es un delito? Es romper las reglas del juego? Soy, por ello, menos auténtica? Felicito a los hijos de papá, afortunados en el juego o hermanitas de la caridad que se pueden permitir no tener tributo, no es Mi caso y por otro lado tambien podría decirse que lo que se paga, mas se valora. Sea como sea, creo firmemente que merezco igual o mas respeto que much@s por motivos obvios de normalización y divulgación a cara descubierta, así que tengo tributo "por la cara". Tú decides si entras o sales, Yo me quedo con la conciencia tranquila de hacer el bien.
Tengo Mi público, como los que se dedican a los rodajes de videos BDSM tienen el suyo y tambien cobran por ello siendo, por lo tanto, otros profesionales del sector. No he tenido hasta la fecha ningún susto que pueda lamentar, no he hecho daños irreversibles físicos o psiquicos en ningún individuo, no descargo Mis posibles problemas personales en una sesión (algo que, por desgracia, he advertido en alguna ocasión). No creo que lo sepa todo, estoy en constante movimiento, soy curiosa por naturaleza y deseo aprender y ampliar Mis conocimientos. Estoy arriba porque empecé desde abajo, recuerdo Mi primera sesión, los nervios y lo que sentí, recuerdo el nombre y la cara de aquel primer sumiso de foot fetish. Son muchos los años que han pasado y centenares las sesiones, por esto soy profesional.
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